Pequeñas comunidades de personas decididas y
comprometidas con un modo de vida pueden tornar el abandono en
vitalidad, las ruinas en hogares y la inactividad en riqueza compartida.
Los pueblos recuperados son un ejemplo radical de cómo pensar la propia
vida como una opción integral a la que podemos dar forma desde abajo
con los nuestros, generando una economía compartida a base de hacer y
vender cosas valiosas para los demás
Si los pantanos hablaran, nos transportarían a una España rural que en los años 50 decidió
evacuar centenares de poblaciones para poner en marcha el «Plan Hidrográfico Nacional». Sobre aquellos
pueblos inundados hay
preciosos posts y fotografías,
historias mágicas de repiqueteo de campanas en fechas señaladas y otras
leyendas populares nacidas a partir de la nostalgia y la deificación
pagana de la tierra.
Pero la historia de hoy es sobre los que se salvaron en el último
momento, aquellos que a pesar ser clasificados como inundables, no
llegaron a ser alcanzados por la subida de aguas. Despojados de
población, los matojos crecieron al ritmo de las grietas en los tejados y
fachadas. En poco tiempo, esos pueblos pasaron a ser la imagen de la
desolación. Cayeron en el olvido administrativo hasta que comenzaron a
ser un problema. ¿Qué se podía hacer con todos esos sitios en ruinas,
que podían suponer un peligro y hasta un coste para el Estado?
Calificados como dominio público, en los años 80 el gobierno comenzó a
negociar la cesión de su uso durante un periodo limitado (sobre 50
años) a cambio de su rehabilitación y repoblación. En ese momento,
organizaciones sindicales se hacen cargo de varias localidades, hoy
convertidas en centros vacacionales, escuelas o centros de producción
artesanal.
Modelos comunitarios para diferentes estilos de vida
En las proximidades del embalse de Gabriel y Galán, en Extremadura,
se encuentra Granadilla. Por su patrimonio artístico, fueron los
organismos públicos los encargados de su
rehabilitación y modelo de revivificación.
Se optó por su transformación en una escuela taller, en la que jóvenes
de diferentes puntos de España aprendían un oficio y disfrutaban de una
experiencia de contacto con la vida rural.
Jóvenes en Granadilla (Cáceres)
Una experiencia completamente diferente la encontramos en Navarra, en las cercanías del embalse de Usoz.
Lakabe
fue ocupado en la década de los 80 por un pequeño grupo de jóvenes que
buscaban vivir en contacto con la tierra en un ambiente aislado y
austero. A lo largo de este tiempo, la comunidad ha crecido hasta
convertirse en uno de los principales referentes del
movimiento ecoaldeas.
Bajo un enfoque libertario, la CGT comienza la recuperación de
Ruesta, en el
corazón románico
de Zaragoza, a la orilla del pantano de Yesa. Concebido como un espacio
social creativo donde se celebraban conferencias, congresos de
contenido social y artístico, hoy están en proceso de transformación
hacia ecoaldea.
Morillo de Tou,
en el pirineo aragonés, en las inmediaciones del embalse de Mediano,
fue rehabilitado con fines turísticos y rurales por CC.OO. Su modelo
económico se basa en la oferta de servicios y actividades como centro de
vacaciones de turismo activo.
Muy cerquita, se encuentra
Ligüerre de Cinca,
expropiado para construir el embalse de El Grado. El proyecto a cargo
de UGT, comenzó bajo la fórmula cooperativa con menos de una docena de
personas, cuyo fin era la reconstrucción del pueblo para su uso como
centro vacacional.
A día de hoy,
han desarrollado una oferta sofisticada y de calidad, han recuperado
los viñedos y cuentan con bodega propia, spa con enoterapia, hotel para
eventos y paquetes personalizados, pudiendo llegar a albergar hasta a
800 personas en las épocas de vacaciones.
Construir la propia vida
Son
aventuras comunitarias
que han supuesto esfuerzo en común, duro trabajo hasta alcanzar un
modelo económico sostenible y compromiso con el entorno. Cada uno de
estos ejemplos ha consolidado una
comunidad y ha construido diferentes
modelos de vida para sus miembros.
Son ejemplos radicales de ese
pensar la propia vida como una opción integral a la que podemos dar forma desde abajo con los nuestros, generando una economía compartida a base de hacer y vender cosas valiosas para los demás.
Un camino que vuelve a reclamar protagonismo tras siete largos años de crisis. A muchos les moverá
la necesidad de encontrar alternativas, a otros una
opción vital,
una conversación en marcha, o ambas cosas. Tal vez solo sean
experiencias marginales en una economía que está a otra. Tal vez sean
los nuevos colonos de un campo cada vez más vacío e improductivo.
Pero lo que es cierto, es que aquella primera generación de pueblos
recuperados, aquellas personas que hicieron de reconstruir su opción
vital, nos muestran cómo
pequeñas comunidades de personas
decididas y comprometidas con un modo de vida, pueden tornar el abandono
en vitalidad, las ruinas en hogares y la inactividad en riqueza
compartida.
English Translation: http://english.lasindias.com/when-rebuilding-is-a-vital-option
Un reportaje de
Natalia Fernández para:
http://lasindias.com/cuando-reconstruir-es-una-opcion-vital
más posts suyos en el enlace:
http://lasindias.com/author/nat
Grupo cooperativo de las Indias http://grupolasindias.coop/