26 sept 2014

Bernard Faucon



 Sus formatos cuadrados y la utilización de colores finos y precisos resultan inconfundibles. Inventa un mundo poblado de maniquís, a veces más reales que algunos de los niños con los que se mezclan en los juegos. Su propósito no es reconstruir aquellos sueños infantiles que todos hemos conocido, como el sueño en el que volamos, sino hacernos compartir los sentimientos profundos y fundadores del tiempo que, desde nuestros orígenes, atraviesan nuestras vidas. En realidad, reactiva el niño que hemos sido y que habíamos olvidado, sepultado, quien sólo reclama regresar para explorar las posibilidades de deslumbramiento. Aunque decidió abandonar la fotografía por considerar que ya había dicho cuanto tenía por decir con esta herramienta, sigue siendo un artista precursor. Desde comienzos de los años ochenta practica el montaje fotográfico porque “no sabía fotografiar aquello que estaba vivo” y descubrió que “los maniquís eran más reales que los niños” que podían posar para él.
Getxophoto 2013
















Bernard Faucon es un fotógrafo y artista plástico francés (nacido el 12 de septiembre de 1950 en Apt, Provence) que fue uno de los primeros artistas en explorar la gran puesta en escena fotográfica. Recibió el Grand Prix national de la photographie en 1989.

Biografía

De una familia de grandes ceramistas de Apt, los Bernard-Faucon, se negó a trabajar e la empresa familiar y estudió filosofía en la Sorbonne de París y, al mismo tiempo, teología. En este período se apasionó por la pintura que coloca por encima de la fotografía que practicaba desde los 14 años.
En los 70, tuvo la oportunidad de interesarse en el comercio de maniquíes de niño de los años 30. Y los empezó a fotografiar hacia 1974. En esta serie, llamada Les Grandes Vacances, muestra grupos de maniquíes vestidos de niños y con puestas en escena muy estudiadas, a veces con algún niño de verdad. Con este trabajo consiguió gran popularidad.
A partir de entonces, su obra evolucionó hacia formas más refinadas, expresando la ausencia, la melancolía y la falta de deseo: en la década de 1980, Chambres d'amour y Chambres d'orde muestran salas amuebladas de viejas casas en ruinas, sin presencia humana salvo algunas evocaciones fugaces o fundidos en el fondo.
A finales de 1980, la serie Idoles et sacrifices opone paisajes, casi monocromáticos, con adolescentes que miran fijamente, hipnotizados por el fuego que está fuera de la toma. La sombra del cuerpo está muy presente detrás de cada uno de ellos.
A principios de 1990, fotografió una serie de paisajes en los que se dibujan en letras blancas frases que expresan decepción y pesar. Finalmente, terminó su trabajo fotográfico entre 1993 y 1995 a través de una serie de paisajes humanos titulados Fin de l'image: fotografías del cuerpo de niños en muy primer plano, Después de esta última serie, Bernard Faucon decidió suspender su trabajo. Sin embargo, continuó desde 1997 hasta 2000 un proyecto llamado Le Plus Beau Jour de ma jeunesse con niñas y niños de más de veinte países, invitados a poner en escena su día más feliz.
A Bernard Faucon es difícil presentarle como un fotógrafo o un artista, prefiriendo él de hablar de enfoque poético. El tiempo pasa, la ansiedad de los viajes y el vértigo del deseo son sus formulaciones. Con poca pasión por exposiciones y por la cultura en general, sus fuentes son su propia vida, sus encuentros, su fascinación y sus deseos.
Una retrospectiva de la obra de Bernard Faucon fue organizada por la Maison européenne de la photographie (MEP) en París en 2005/6. El tamaño de las obras fue de 60 × 60 cm. y fueron positivadas con la técnica carbón-Fresson, creando un efecto óptico muy próximo al puntillismo.
La Galerie Vu’  ha organizado también cinco retrospectivas de su obra en exposiciones colectivas. En 2009, expuso en Rencontres d'Arles, y en septiembre 2013 estuvo en GetxoPhoto. Su consagración llegó en 2011 con el proyecto Les routes, una road movie de quince horas de duración.
Todas las imágenes de este post © Bernard Faucon

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