4 feb 2014

"Manuela" de Gonzalo García-Pelayo (1975)


Gonzalo García Pelayo ha sido un cineasta olvidado hasta que recientemente el Festival de Sevilla (en 2012) y la Viennale (en 2013) lo han rescatado y lo han situado como uno de los cineastas españoles más libres y personales del pasado siglo.  

Manuela (Gonzalo García Pelayo, 1975). Int.: Fernando Rey, Charo López, Máximo Valverde. España. 35mm. VESI. 102'. Total programa: 106' 
Sinopsis: "El amor de Manuela viene dado por la necesidad de introducir una novedad en una vida y una zona donde parece imposible que llegue alguna. Su entorno es, literalmente, un desierto. Su gesto tiene mucho de alegórico y viene a puntuar el que tiene lugar durante el impresionante arranque de la película: la misma Manuela, algunos años antes, baila sobre la tumba del terrateniente que asesinó impunemente a su padre. Recordemos que estamos en 1975, acaba de morir el dictador Francisco Franco, y España debate sobre qué hacer con su destino." (Ricardo Adalia) 
Sinopsis:
Basada en la novela homónima de Manuel Halcón. En la Sevilla de los años 70, Manuela, la hija de un cazador furtivo, se casa con el criado del rico Don Ramón, quien está enamorado de ella. Ella con su belleza natural y su sensualidad a flor de piel, atrae las más diversas pasiones, con los subsiguientes conflictos.
En los febriles años del comienzo de la Transición política en España se intentó la creación de un cine andaluz que respondiera a una nueva forma de ver Andalucía desde la gran pantalla, lejos del tópico folclórico que había acuñado con fruición el franquismo (también la Segunda República, es cierto). La primera película que se hizo en ese intento fue "Manuela", a la que después siguieron, con decreciente fortuna, "La espuela" y "María la santa". "Manuela" fue una película muy digna, realizada con honestidad y buenas maneras por Gonzalo García Pelayo, que debutaría con este filme en el largometraje, procedente del (quizá no tan distinto) mundo del disco.
El argumento se inspira en la novela de Manuel Halcón, una historia de señoritos y abusos de poder: un furtivo, que mantiene a su familia con el producto de sus incursiones, es muerto a tiros por el cacique del pueblo. El melodrama funciona bien bajo una dirección funcional, y la película tiene un tono realmente andaluz, a lo que no es ajeno la música y canciones de Lole y Manuel. Lástima que este primer empeño, tan digno, no tuviera una continuidad a la misma altura. E. Colmena.


 Charo López es Manuela

 Gonzalo García Pelayo debutó en 1976 con “Manuela”, protagonizada por Fernando Rey y Charo López. Fue la primera producción andaluza, realizada en plena transición. Tras el éxito de este filme, decidió cambiar por completo de registro y se produjo “Vivir en Sevilla”, una película muy fresca, original y rompedora, que no sólo no tuvo el favor del público, sino que en su estreno en Sevilla fue recibida con polémica. Autor de cinco películas en tan solo seis años (1976-1982).
Primero fue el artista y agitador (flamenco) cultural Pedro G. Romero, luego la revista de cine Lumière y, ahora, la Viennale, el Festival de Cine de Sevilla y el Jeu de Paume de París. El rescate, 30 años después de caer en el abandono, de la obra cinematográfica de Gonzalo García Pelayo, uno de los directores más iconoclastas y heterodoxos del cine español, es una de esas carambolas de la vida que a él, profesional de la ruleta, no deberían sorprenderle tanto.
¿Y quién es Gonzalo García-Pelayo? Él responde que cineasta, que siempre fue y será cineasta, pese a que la gran mayoría lo conoce como productor musical (de Triana a María Jiménez, Lole y Manuel, Hilario Camacho, Amancio Prada o Carlos Cano) o como el inventor, junto a cuatro de sus cinco hijos, de un sistema legal para desplumar casinos. Su aventura con el juego la recreó una película, The Pelayos (Eduard Cortés, 2012), pero su pasión por el cine, que había nacido mucho antes, no la conocían ni sus descendientes. “No les he dado la lata con mis frustraciones. Me he sentido desterrado del cine, abandonado por él. Si nadie me entendió para qué iba a darle yo valor. Solo ahora he creído que debían verlas”.
Siendo un joven estudiante de Filosofía en Sevilla decidió irse a París para preparar así su ingreso en la hoy mítica Escuela Oficial de Cine de Madrid. “Alfonso Guerra quiso entrar y no le dejaron. Cuando la escuela cerró por una huelga montada por el Partido Comunista yo en el fondo me alegré. Sentía que allí no aprendía nada”. Entre 1976 y 1982 rodó cinco películas —Manuela (1976), Vivir en Sevilla (1978), Intercambio de parejas frente al mar (1979), Corridas de alegría (1982) y Rocío y José (1982)—, pero cayó en el olvido hasta que décadas después su cine empezó a ser reivindicado (especialmente su película de culto, Vivir en Sevilla) como parte de un movimiento contracultural andaluz que emergió en la Transición y se desdibujó en las postrimerías de la Expo.
Los ideales estéticos de su cine son, básicamente, ideales económicos: “Ser capaz de rodar con poco dinero. Y eso es algo que definitivamente no crea industria y en eso sí tenía sentido la idea de Miró. Pero también creo que, a diferencia de Portugal, no fuimos capaces de aceptar nuestra pequeñez económica y la megalomanía ha acabado con el cine español, aunque sí, tenemos grandes directores de fotografía”. Dice que sus maestros son Truffaut y Godard, que su película favorita es Gentleman Jim, de Raoul Walsh, pero que en el fondo le gustaría verse como “ese cineasta español que buscan desesperadamente en Francia, el eslabón perdido entre Buñuel y Almodóvar".
 http://cultura.elpais.com/cultura/2013/11/13/actualidad/1384372876_118131.html
Retrato del director y uno de los carteles de "Manuela".
Gonzalo García-Pelayo actualmente en su casa de Madrid.
Fotografía de Álvaro García para El País.

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