26 feb 2014

"La niña de luto" de Manuel Summers, 1964.


 Sinopsis: Rocío, hija de una humilde familia andaluza, está muy contenta porque llega el final del luto que ha de guardar por la muerte de su abuela. Por fin podrá casarse con Rafael, su novio, ya que tuvo que aplazar la boda por el fallecimiento. Pero al día siguiente, su abuelo come demasiado en un bautizo, y muere de una indigestión. De nuevo, Rocío tiene que guardar luto y aplazar la boda, pero entonces Rafael, cansado de la situación, le propone huir y casarse lejos de allí. Rocío no se atreve a alejarse de los suyos porque es una mujer tradicional. (Filmaffinity)


 En esa España rural de los 60, beata y con el "que dirán" dictando los convencionalismos sociales, conocemos a Luis (Alfredo Landa), un practicante de un pueblo de Andalucía (La Palma del Condado, lugar de nacimiento del padre de Summers), enamorado hasta las cachas de Rocio (guapísima María José Alfonso en su primer papel protagonista), y muy ilusionado por retomar su noviazgo tras ese año de luto sobrellevado como mandaban los cánones de la época, ella asumiendo su rol con la madre ojo avizor, y el llevándole los demonios pero aguantando el tirón.

Apenas retomado el noviazgo muere el abuelo de Rocio, y "vuelta la mula al trigo", Rocio al riguroso luto, y Luis intentando hacerla comprender que no puede aguantar otro año alejado de ella, esperándola a la salida de la iglesia y no pudiendo hablar con ella ante esa férrea carabina que tiene de madre y la mirada acusadora de los lugareños, y créanme, eso no es todo, hay mas familiares de Rocio candidatos a poblar el "Patio de los Callados".

El encargado de contarnos todo esto es ese genio nunca suficientemente bien ponderado por despistados pavisosos, socarrón, irónico y mordaz llamado Manuel Summers, y en el guión, están implicados ese gran periodista llamado Tico Medina (otro que tal baila), y Pilar Miro, dando como resultado, no una comedia más o menos graciosilla, sino una autentica joyita plagada de mala leche y descacharrante sarcasmo e ironía, plagada de pequeños detalles a primera vista inconexos (el canario obligado a guardar el luto en su jaula, el tonto del pueblo, las sesiones de cine con las películas cortadas por la censura ante la inminencia de un beso entre los protagonistas, cante jondo en una reunión con cura de sotana y policía del pueblo, los canónicos paseos por las afueras del pueblo, ese bolero, "Dos cruces", crucial en la trama, y mil detalles mas que hay que ver).

Mención especial en el Festival de Cannes, y con unos inmensos Alfredo Landa y María José Alfonso, estamos ante una película que en cuanto a enjundia y esperpéntica descripción de esa España gris y beata, esta, a mi juicio, a la altura del mejor Bardem, Berlanga, o Ferreri, pero claro, la campechanía y perpetuo vacile costumbrista que gastaba el gran Summers – y del que hacía gala – ha mantenido su filmografía bajo sospecha hasta la fecha (parece que la cosa esta cambiando), además de una muy divertida mezcla de ese neorrealismo y costumbrismo marca de la casa de Summers, rayano en el surrealismo.
 http://193.147.33.53/selicup/images/stories/actassevilla/conferencias/CORTES_IBANEZ.pdf

Esta España antigua, de las convenciones por bandera, de los chismorreos y las presiones sociales. Una triste historia de amor, una historia de una época pasada. Contada en un color brillante, con pocos actores profesionales y mucha observación de la realidad de un pueblo.

Esta España moderna, que se repite otra vez, hasta la saciedad. 


Pueblo de La Palma del Condado en Huelva, localización del rodaje de la película


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