La finca Somonte es una de las propiedades de las que se quiso deshacer la Junta de Andalucía durante la anterior legislatura. La finca salió tres veces a subasta pública pero como nadie había pujado por ella sólo quedaba la adjudicación por parte de la Junta. La ocupación fue la reacción que, desde el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), se organizó para conseguir detener esa venta. Pensaban que Somonte era una de las fincas que iban a adjudicar ya que se construyeron las viviendas del cortijo con dinero público dos años después de sacar la finca a subasta pública. A día de hoy el proceso está paralizado, aunque la Junta consiguió adelantarse y pudo vender más de la mitad de las 22.000 hectáreas de la finca.
En Somonte nos recibe Lola Álvarez, sindicalista del SAT, portavoz y responsable de la ocupación de Somonte. Y ante todo una jornalera que lleva ya viviendo en primera persona y luchando todo el tiempo de ocupación en la finca. "Nosotros propiedad no queremos. Nunca hemos querido propiedad." Si siguen en la lucha es porque la tierra no tenga un dueño ya que es necesaria para vivir, al igual que el agua, el aire o el sol. "Los terratenientes no se preocupan por generar puestos de trabajo, de lo único que se preocupan es de tener cada vez más y más tierras". Esto se explica a que las subvenciones de política agraria se basan en las hectáreas de tierra y no de cultivo.
Lo primero por lo que le preguntamos es por la difusión y la repercusión de la ocupación en los medios de comunicación. Lola está convencida que "toda la información que salga es buena", aunque apostilla: "Hay medios que quieren criminalizarte, que quieren ponerte mal, pero lo importante es que salga y los medios que quieran criminalizar se darán cuenta que nosotros lo único que estamos haciendo aquí es ocupar una tierra para cambiar de vida, no depender de ningún terrateniente, y para dar opción a muchas familias a tener un plato de comida."
La repercusión en los medios ha traspasado fronteras. Hasta este lugar ha llegado gente de Brasil, México, Colombia, Alemania, Francia, Suiza, etc., y lo siguen haciendo. De hecho, durante nuestra visita había un grupo de alemanes pasando allí una temporada. Por otra parte, Lola asegura que hace poco vinieron de un medio de comunicación francés. Sin embargo, "aquí han hecho boicot. Esto no interesa que se muestre en España".
Tanto a Lola como a otros jornaler@s que participan en la ocupación les gustaría que se volcara más gente de los pueblos cercanos en la lucha por la tierra. Lola explica que en gran parte se debe a que l@s trabajadores y trabajadoras del campo dependen de una persona que te señale y te dé un puesto de trabajo. El hecho de destacarte como activista en la lucha obrera o en manifestaciones de otro tipo influye negativamente, ya que, según nos explica, "desgraciadamente, todavía existen esas listas negras." No obstante, afirma que el miedo ya se está quitando debido a la necesidad de tener un plato sobre la mesa.
"Hay que decir que todos los seres humanos somos algo egoístas, y eso de trabajar una tierra sin recibir nada a cambio hasta que esté en plena producción es muy duro. Tienes que ser muy consciente de lo que quieres hacer, de dónde quieres ir, de dónde estás. De lo que se trata es que se den cuenta que aquí estamos trabajando ocupando estas tierras para todos, porque está claro que Somonte no es para la gente que estamos aquí desde en 4 de marzo del 2012, sino para toda la gente que todavía está en sus casas, que no son capaces de venir por miedo o por cualquier situación. Somonte va a seguir y la intención es que el que esté dispuesto a luchar por un cambio de sistema que lo haga, y que lo haga por todos aquellos que todavía no son capaces de salir."
La situación ha llegado a un punto en el que la gente está dispuesta a trabajar a cualquier condición y sueldo por la gran necesidad que tiene. "Pero si nos paramos a pensar, a ningún empresario ni terrateniente los hemos visto trabajar" explica Lola. Y sigue: "los mismos trabajadores nos tenemos que creer que somos una herramienta sin la que ellos, los terratenientes, no son nada. No por necesidad se ha de dejar pisar la dignidad de los trabajadores."
Junto a las naves agrícolas y el cortijo l@s jornaler@s tienen una pequeña granja y las tierra que cultivan ecológicamente. Además, se piensan cultivos que den mucha mano de obra como el espárrago o la alcachofa, y comparten los plantones con los cultivos de Marinaleda. Con la producción, además de abastecerse, la venden. "Todos los días vamos a llevar nuestros productos a distintos sitios". Una de las salidas son las cestas particulares que gente de Córdoba encarga. También en la sede del SAT de Morón, venden los productos, así como en otros pueblos donde ponen una parada en los mercadillos. Lola explica que pretenden darles salida a los productos que ahí están trabajando y que vayan directamente al consumidor sin intermediarios para evitar encarecer el producto. "Si el trabajo es nuestro y la tierra es de todos, ¿Porqué tenemos que ofrecer un producto caro al consumidor?" se pregunta Lola.
Hablamos de las numerosas movilizaciones, las cuales no parecen tener ninguna repercusión sobre el gobierno. Lola cree en la unión de las luchas, en el hecho de que todos apoyemos las luchas de otr@s. "Hay que buscar la cohesión y la vinculación entre los puntos de lucha. Es triste que la clase trabajadora, la gente que está luchando por un cambio de sistema y quiere una nueva vida no seamos capaces de unirnos porque nos miremos en unas siglas, en una bandera o en un color."
Le preguntamos por otra de las ocupaciones con mucha repercusión en los medios, la que tuvo lugar en la finca de terrenos militares de "Las Turquillas". Con tristeza nos explica que estuvieron dos veces ocupándola y fueron desalojad@s. "Lo que nos ha dejado han sido muchas denuncias y años de cárcel. Por la primera ocupación nos piden de fianza a 54 personas 400.000€. A uno le piden dos años de cárcel y a otro año y medio. De la segunda, a mediados de septiembre nos han citado en el juzgado. Son 6.300€ por persona de fianza hasta que se celebre el juicio." Afirma que con las ocupaciones lo que tratan es de pedir una tierra que no se está utilizando con el fin de crear puestos de trabajo.
Lola se puede considerar la representante de todas aquellas mujeres que han participado activamente en la lucha obrera del campo, pero que, como ha sido habitual, han sido veladas por figuras masculinas. "Las mujeres siempre hemos estado en primera línea de las luchas sociales. Yo llevo 14 años en este sindicato y siempre he ido en cabeza porque pienso que tanto mujeres como hombres, cuando luchan por algo no se tienen que echar atrás, tienen que dar la cara siempre, y tienen que estar luchando siempre por el objetivo que vean. Cuando tú tienes seguro dónde quieres ir, cuando tú tienes seguro tu proyecto, sin titubear, no tienes que dejar que te desvíe nadie, nadie." Y continua, "te harán un foso, te pondrán piedras, te pondrán alambres de espino, pero si tu proyecto es ése lo vas a saltar porque tienes la conciencia de llegar donde quieres llegar. Una ocupación es muy dura, y no sé si siendo una mujer es mucho más dura todavía, pero si tienes las ideas claras lo mismo da que seas un hombre que una mujer."
Continuando con la lucha feminista en el campo, explica que otra vez se está desprestigiando a la mujer, como años atrás, cuando se terminó el boom de la construcción y volvieron los hombres al campo. De nuevo se dice que muchos capataces no quieren mujeres en puestos de trabajo del campo. "Yo me he presentado en tajos donde me han dicho que no quieren mujeres y me he sentado en la puerta de ese tajo. ¿Por qué no tenemos derecho a trabajar en el mismo trabajo que un hombre?", se pregunta. "Tenemos las mismas manos que tiene un hombre. Se puede tener o no la misma fuerza, pero tú le buscas la maña y eso te da fuerza." Además, se tendría que tener en cuenta también la experiencia laboral, y de eso Lola tiene mucha, ya que trabaja en el campo como jornalera desde los 16 años y le quedan pocos trabajos por hacer en el campo.
Agradecemos la acogida y el tiempo que nos han dedicado en la finca de Somonte, tanto Lola como el conjunto de trabajadores que allí siguen.
Entrevista y redacción: José Carlos Ordoñez y José Jurado
Fotografías: José Jurado
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