Viridiana es una película española y mexicana de 1961, dirigida por Luis Buñuel, protagonizada por Silvia Pinal, Francisco Rabal y Fernando Rey en los papeles principales. La película recibió el máximo galardón del Festival de Cannes, la Palma de Oro, así como la ovación unánime de público y jurado. Prohibida durante mucho tiempo en España, en su historia muestra lo que parece ser una crítica a la caridad por la caridad misma, frente a la generación de trabajo además de una sátira del idealismo cristiano.
La novicia Viridiana (Silvia Pinal) —a punto de tomar los hábitos— debe abandonar el convento para visitar a su tío don Jaime (Fernando Rey), quien le ha pagado los estudios. Durante su visita, don Jaime —impresionado por el parecido entre Viridiana y su difunta esposa— la adormece e intenta poseerla, pero finalmente no se atreve. Posteriormente intenta retenerla cuando ella quiere volver al convento; le miente diciéndole que ya no podrá ordenarse monja, porque la ha poseído mientras dormía. Esto aleja aún más a Viridiana de su tío, que —tras la marcha de ésta— se suicida. Viridiana, que se siente culpable de la muerte de su tío, renuncia a ser monja y se queda en la mansión a practicar la caridad cristiana, acogiendo a un grupo de vagabundos, a quienes brinda refugio y alimento pero que son, a fin de cuentas, quienes la atacarán y robarán. La llegada de Jorge (Francisco Rabal), hijo natural de don Jaime, cambiará definitivamente el destino de la joven.
"Las Hurdes, tierra sin pan" de Buñuel se encuentran muy cerca del Guernica de Picasso en la colección permanente del Museo Reina Sofía de Madrid (MNCARS).
Las Hurdes, tierra sin pan es una película documental de 27 minutos, dirigida por el cineasta español Luis Buñuel y rodada entre el 23 de abril y el 22 de mayo de 1932
En este documental se realiza un recorrido por la comarca y los habitantes de Las Hurdes. La película refleja la situación tercermundista en que se encontraban algunas zonas de España. Es polémica la legitimidad de la cinta como documental antropológico, pues Buñuel, además de rodar los habitantes y las costumbres de esta comarca extremeña, construyó en ocasiones (como muestran fotos fijas del rodaje que se conservan) escenas a la medida de sus necesidades. Puede observarse, en este sentido, que la cabra despeñada fue abatida por una escopeta cuyo humo se observa en la fotografía. Asimismo, el burro comido por las abejas, tiene las patas atadas, y coincide con uno de los motivos más obsesivos para el cineasta, el del carnuz, que ya aparecía en el ambiente de la Residencia de Estudiantes, y se puede documentar en varios cuadros de Dalí de esa época y en los burros podridos encima de los pianos de Un perro andaluz. Algunos documentalistas, como Pío Caro Baroja le han reprochado esta manipulación de la realidad y el daño ocasionado a los hurdanos, protagonistas de una exhibición truculenta. Empero, hay que pensar en si hay algún documental que no seleccione y manipule en mayor o menor medida la realidad objetiva en dirección a los fines perseguidos, que en este caso (no lo olvidemos) eran denunciar ante las autoridades una situación de atraso a la que había que poner remedio, en la línea de los valores comunistas a los que el grupo de André Bretón se había ido acercando en la década de los 30. Cabe preguntarse si hubiera sido tan efectivo como testimonio social de no haber procedido a exagerar unas carencias que, lejos de arremeter contra el pueblo hurdano, ponían en evidencia la dejadez institucional que las habían permitido.
España profunda
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